Holaaaa!!!
Un poco ahogado con tanto calor por estas tierras del norte; me he tomado el espacio de esta entrada para recordar el fin de semana pasado; ahora me resulta casó nostálgico recordar el frío y la humedad de la décima región. En cuatro días recorrimos casí 700 kilometros de campo; lagos, bosques ríos; vacas y por supuesto la caca de las vacas. (vease en una proxima entrada el capítulo de " En medio de la caca de las vacas del sur". Todo lo que pense sería un viaje de exclusivamente de relajo después de terminar 40 semanas seguidas de práctica, y ojo que si ganar un peso; resultó ser desde el comienzo una aventura adrenalínica.
Sería mi primera vez en el sur de Chile; y también la primera vez que viajaría un avión lo cual me tenía ansioso. La buena voluntad no alcanzo para que me regalaran un pasaje aéreo de La Serena a Puerto Montt, así que tuve que viajar hasta Santiago, (Igual lo quiero Don playmobil); el comienzo del viaje fue el día 28 de diciembre; a las 10 de la mañana tome el bus en la Serena, y la primera sorpresa fue el bus; un Romani de 2 pisos; generalmente las máquinas de 2 pisos son salón cama, y sinceramente a mi nada más me dio para un semicama; lo grato fue ver que era un bus medio comu

nista porque era mixto; osea cama y semicama, me fui pensando en la grata sensación en que en el mismo bus; viajaran dos grupos de poderes adquisitivos, con el mismo servicio y la misma cantidad de horas por viajar; no se alejaba mucho de los grandes aviones que tienen distintas clases.
Cuando llegué a Santiago, y absorber todo el calor infernal que emergía desde el suelo, me junté con el Benja y fuimos a su casa en Ñuñoa; el vuelo era a las 23: 55 y tenía que hacer la hora, ademá teníamos que esperar al Felipe para que me tirará pal aeropuerto. Las horas pasaban rápido en medio del viento tibio y atorado de la capital; el mar ausente; su olor ausente se hacían sentir, hasta el punto de sentir derrepente un leve aire de claustrofobia; la amgustia de ver edificios y detras de ellos interminables; incolumes; inertes columnas de más edificios. He vivido 23 años al lado del mar, y a veces o muchas veces, pienso en que, cuando éste definitvamente en Santiago y termine el día; y no pueda volver a ver el mar; la geografía condicionando el comportamiento humano, puede hacer que los días adquieran el mismo fatigado nombre de todos los días : " un día más" y eso de pronto me asusta. Por mientras me estoy cargando de colores y de vitalidad para derramarla allá cada día que parezca igual a otro.
Cerca de las 10 de la noche llegó el Felipin, venía chato y había tenido pega todo el día; yo tenía que estar en el aeropuerto a las 23.20, como siempre y antes de viajar; aparece en mí el sindrome obsesivo compulsivo y reviso una y otra vez pasajes; documentos y lo que sea. Ya quería irme eran las 10:20 y la mamá del Benja nos dió onces; yo quería irme; eran las 22:35 y yo quería ir al aeropuerto. Salimos 20 para las once; sin saber la ruta que el Felipe seguiría; pero yo confiaba; me empece a preocupar cuando nos encontrabamos con cada taco; eran las 22:55; y recién entrabamos a la Alameda y ohhhh sorpresa!!! ; un taco monumental; digno de película se presentaba ante nosotros, metido en corsa entre las micros, las bocinas; luces rojas y mi creciente ataque de nervios, los telefonos sonaban preguntando si ya había llegado al aeropuerto; eran las 11 de la noche y recien en la Panamericana norte, grrrr y entonces comenzó la desesperación colectiva; nos salimos de la Alameda y nos dirigimos al norte, calles, calles, calles, lomos de toros; ufff, semáforos; perdidos; y entonces Felipe atinaba a dirigirse al poniente, a lo lejos de se veían luces de autos; eran las 23:10, y nada; llegamos a General Velazquez; eran las 23.15 y yo quería llegar al aeropuerto ; retornamos a la Alameda; y por suerte y relajo grupal no había taco; yo quería llegar al aeropuerto y salíamos de Pajaritos a las 23:20 horas; a partir de entonces ya estaba atrasado. En el trayecto que faltaba al Felipe se le salió el Fitipaldi; y la sacó trote al auto, 100 ; 120 naaa ibamos a 130 o más, yo quería llegar al aeropuerto e ibamos soplados, 23:24; 23:25;23:26;23:27 y llegabamos al aeropuerto; ahora había que llegar a la puerta de embarque, pero antes tenía que suceder algo más; muy provinciano yo y con pasaje en mano; trato de entregar equipaje, pero me pongo pálido cuando me dicen que el vuelo fue cerrado; oh no !!!, un desgraciado atraso me quitaba el sueño inocente de andar en avión; las ganas de conocer el sur, ver a playmobil..........entonces, me tuve que poner en mi papel de protagonista de mi propia teleserie venezolana; y le dije al tipo, que no podía perder ese vuelo, que iba a ver a mi famlia; que el espiritu de año nuevo (algo parecido al espíritu de Navidad), mis ojos se pusieron como los del gato con botas en Shrek; algo he aprendido del teatro y es a saber ocuparlo en la vida. El tipo me miró desesperanzado y me dejó embarcarme (subirse al barco) o enavionarme (subirse al avión); tna urgido estaba que en vez de entrar a la sala de pasajeros; entre al baño y claro no veia a nadie, veia puros W.C.. En eso veo al Felipe, porque olvidaba que había venido con el Benja a dejarme , un tanto desorientado di con la bendita puerta, me tope con los Chancho en Piedra en todo caso;
igual de volados que yo, estaban subiendo al avión equivocado, pero ni ahi, yo quería subime al avión, pero recién estaba pasando la gente del vuelo a Punta Arenas. En todo caso ya estaba tranquilo, pero quería subir al avión. Hasta que subí; y me costo un mundo encontrar mi asiento; demasiada gente adentro y todos de pie, un caos; después di con mi asiento y ya quería despegar; todo un curioso al estilo Mr Bean me puse a jugar con el cinturón de seguridad y los audífonos, que venían cortados; después un español con un potente aroma combinada de cerveza y olor a ala se sento a mi lado, literalmente estaba entre dos alas, la del avión y la del ibérico, ahhhh y yo quería despegar, pero ya; punto.
El avión empezo a moverse; y dio tremendo tour por la pistas, hasta posicionarse; entremedio las aeromozas
daban las instrucciones a los pasajeros; yo para mis adentros, me acordaba del sketch del Jappening con Ja; y eso . El avión empezó a correr, más y más y más y despegó ohhh!!! estaba en el aire, mientras Santiago se hacía cada vez más chico, y yo quería llegar ya a Puerto Montt. La verdad, la verdad es que, fue bien piola; hasta casí indiferente, pero bueno tenía que valer la pena tanto stress previaje.
y eso ahora a aterrizar (también fue piola) y a conocer el sur...
esta historia continuará
pronto : el Rally
Saludos
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